Se debe consultar con el médico, determinar la necesidad de un examen de flujo vaginal (directo y gram) que ayudará a identificar específicamente, si se tiene una bacteria u hongo y cuál es la agresora, para definir mejor el tratamiento. La peor opción es autoformularse con las mil opciones de cremas y pastillas en el mercado, sin tener un objetivo a tratar.