Hay estudios que demuestran que los episodios de mucha rabia o tristeza o un impacto emocional muy fuerte pueden producir estrés, crisis de ansiedad, trastornos depresivos, acelerar los procesos ateroscleroticos (que se tapen las arterias con grasa, especialmente las del corazón) e incluso en casos muy extremos infartos agudos del miocardio (infarto del corazón). En lo posible si debe mantener una actitud calmada ante las dificultades de la vida y saber manejar las situaciones estresantes. Existen diferentes métodos para lograr esto como la meditación, el ejercicio, la espiritualidad, la psicoterapia, entre otros.