El consumo de leche habitualmente en un adulto sano si no se es intolerante a los componentes de la leche no tiene ninguna consecuencia a corto y mediano plazo, pero eso si, debido al alto contenido de grasas puede aumentar el peso y el colesterol en sangre, si se da un consumo excesivo. Como todo en nutrición los extremos son malos y lo que debe procurarse es una alimentación balanceada consumiendo porciones adecuados de diversos grupos de alimentos.