Si puede aparecer, el sistema inmunológico de las personas responde ante sustancias extrañas con el objetivo de protegernos, sin embargo, este se puede equivocar frente a un elemento habitual y desencadena los síntomas típicos de alergia, reacciona frente a las proteínas inocuas (alérgenos) de la saliva, la orina o la piel de los animales, generando síntomas muy diversos, algunos menos graves y otros más. Los más comunes son: hinchazón, enrojecimiento, picazón, ojos llorosos, congestión nasal, picores en la nariz, estornudos, dolor de garganta, tos, etc. Otros síntomas que también se dan son: asma y sibilancias (el pitido típico de una mala respiración), urticaria, erupciones en la cara o el pecho, picazón en la piel, etc, por lo tanto es recomendable evitar que el gato entre a la habitación, descanse en las almohadas o alfombras, y realices la limpieza del hogar con máscara o tapaboca. En caso de presentar dificultad para respirar, fiebre o erupción en la piel debes acudir a urgencias.