Una de las principales medidas para prevenir el esparcimiento de las lesiones es evitar el rascado, ya que al rascar y reventar las vesículas el virus puede quedar directamente bajo las uñas y puede ser llevado a otra parte del cuerpo con mayor rapidez. El contacto de una persona sana con el líquido de las vesículas podría generar también infección.
Rascar vigorosamente las lesiones también puede retrasar su curación y cicatrización.