Si te refieres a la cefalea en cluster o racimos, dentro de sus desencadenantes se encuentran: el tabaquismo, el alcohol, las luces centellantes como las pantallas de televisión o celulares, el calor excesivo, la altura (vuelos prolongado), la cocaína, entre otros propios del paciente.
Puedes llevar un diario en el que anotes los días en que tengas dolor alimentos o hábitos que posiblemente asocies como desencadenantes para evitarlos en el futuro. Así como acciones que mejoran el dolor para repetirlas. Además, se recomienda mantener un horario de sueño regular incluso durante los periodos de dolor.
En el tratamiento farmacológico se usan dos tipos de medicamentos. Unos preventivos y otros para el dolor agudo. Dentro de los primeros se usan: los antagonistas de calcio, los corticoesteroides, el carbonato de litio e incluso el bloqueo nervioso con anestésicos locales. En los segundos se usan los triptanes, el oxígeno y también los anestésicos locales.
Si el dolor persiste a pesar de la medicación o presentas cualquiera de los siguientes signos de alarma, debes acudir al servicio de urgencias:
- Empieza de forma súbita
- Empeora rápidamente
- Pierdes el conocimiento con el dolor de cabeza
- No mejora a pesar de los medicamentos
- Se desencadena con esfuerzos como la tos o los cambios de postura
- Cambio en las características del dolor
Si no te referías a la cefalea tipo cluster o en racimos, escríbenos de nuevo de forma más clara el tipo de cefalea que padeces para poder orientarte mejor.
Si tienes alguna otra duda, no dudes en escribirnos.