No se ha demostrado que el hecho de comer antes de ingresar a una piscina se asocie con calambres de ningún tipo, antiguamente se tenia la creencia que al comer la sangre del cuerpo se redistribuía hacia los órganos abdominales y dejaba "desprotegido" a los músculos, causando dichos calambre. Hoy en día se sabe que el cuerpo tiene el suficiente volumen sanguíneo para abastecer el cuerpo de manera apropiada y que esto se trata de un mito. Inclusive algunos atletas suelen comer antes de ingresar a la actividad para tener una adecuada reserva energética.