Esto se da principalmente por un mecanismo adaptativo de los vasos sanguíneos, denominado vasodilatación. Lo anterior consiste, como su nombre lo sugiere, en una dilatación o ensanchamiento de las estructuras vasculares. Se da por la acción de ciertas sustancias producidas por el organismo, como el óxido nítrico, entre muchas otras. La vasodilatación provoca que aumente el flujo y la presencia de sangre, lo cual se va a traducir en un aumento de la temperatura del área en cuestión (como la cara) y la coloración rojiza. Todo lo anterior es una forma de aportar más oxígeno y nutrientes al cuerpo cuando se necesita (por ejemplo con el esfuerzo físico o el ejercicio) mediante la llegada de más cantidad de sangre.