Hasta cierto punto es normal, siempre y cuando esas punzadas NO se acompañen de otro tipo de síntomas que hagan pensar algo peligroso para usted o su bebé, tales como dolor abdominal intenso, cólico intenso, fiebre alta, náuseas y/o vómitos, calambres, aumento de la presión arterial, sangrados vaginales, convulsiones u otros que hagan pensar que existe un problema urgente.