Si no hay evidencia objetiva de la alteración de la fuerza, es probable que estos síntomas se traten de una manifestación de ansiedad, fatiga o estrés.
A su edad, en ausencia de factores de riesgo o enfermedades específicas, es poco probable un evento que altere la actividad neurológica de dicha forma.
Sin embargo, es igualmente importante que acuda a evaluación médica, con el fin de descartar condiciones inflamatorias, autoinmunes o neurológicas asociadas que puedan relacionarse con dichos síntomas.
Acuda a urgencias en caso de alteración de la fuerza o capacidad para moverse, alteración súbita en la sensibilidad, desviación del rostro, desmayos, dolor de pecho o dificultad respiratoria, convulsiones.