Lo primero que se deben evaluar son varios factores, como por ejemplo la calidad de tu sueño, cuántas horas duermes al día, cuánto tiempo te toma quedarte dormido, si te despiertas muchas veces en las noches, de qué enfermedades sufres o qué medicamentos tomas, entre otros antecedentes. Así mismo es necesario la realización de un buen examen físico, teniendo en cuenta condiciones como la obesidad, el cuello corto u otras alteraciones cervicales, etc. Es por eso que es necesaria una valoración médica en dónde se evalúe todo lo anteriormente mencionado. Puede que tu médico encuentre alguna condición de fácil resolución y tratamiento, o por el contrario puede que necesites un estudio de sueño especializado dependiendo de los hallazgos, como una polisomnografía.