Las fisuras anales son causadas generalmente por un traumatismo en el revestimiento interior del ano debido a un movimiento intestinal u otra dilatación del canal anal, debido a una evacuación dura, seca o evacuaciones sueltas y frecuentes, el sangrado después de las evacuaciones forma parte de su sintomatología, por lo cual el manejo va dirigido a evitar esto, por medio de:
* Una dieta alta en fibra y suplementos de fibra (sin prescripción) para que las heces sean blandas, formadas, y voluminosas.
* Ablandadores fecales (sin prescripción) para que las heces sean más fáciles de pasar.
* Beber abundante agua para ayudar a prevenir las heces duras y ayudar en la curación.
* Baños calientes (baños de asiento) por 10 a 20 minutos, varias veces al día (sobre todo después de los movimientos intestinales para calmar la zona y ayudar a relajar los músculos del esfínter anal.
* Las cremas anestésicas locales, como la lidocaína, que se pueden aplicar a la piel alrededor del ano para aliviar el dolor.
Tratamiento quirúrgico. Aunque la mayoría de las fisuras anales no requieren cirugía, las fisuras crónicas son más difíciles de tratar y la cirugía puede ser la mejor opción. El objetivo de la cirugía es ayudar a relajar el músculo del esfínter anal, reduciendo el dolor y los espasmos, lo que permite que cicatrice la fisura. Las opciones quirúrgicas incluyen la inyección de toxina botulínica (Botox) en el esfínter anal o división quirúrgica de la parte interna del esfínter anal (esfinterotomía lateral interna).
Es importante que acudas a consulta médica presencial para valoración y determinar así el compromiso de la fisura e indicar la terapéutica pertinente.