No es recomendable cambiar constantemente de terapeuta, esto limita la continuidad del proceso y perjudica la capacidad de recuperación. Sin embargo, si es cierto que no todos los terapeutas pueden adaptarse con todos los pacientes ni viceversa, esto no indica algo malo para ninguna de las dos partes y el cambio puede traer beneficios.
Otro aspecto a considerar es que si bien la ansiedad puede corresponder a rasgos exacerbados de la personalidad, en ocasiones esta puede constituir trastornos graves cuya intervención no será únicamente psicoterapéutica sino también farmacológica (con medicinas). Para lo anterior se requiere de acompañamiento por psiquiatría, que es el encargado de supervisar el manejo farmacológico.
Es recomendable que se comunique abiertamente con su terapeuta actual, exprese su percepción respecto a la terapia y condición de salud, solicitando igualmente su opinión al respecto, así como posibles cambios en el tipo de intervención que realiza. De esta forma podrá valorar nuevamente la situación y determinar si asiste con otro terapeuta o complementa con otras especialidades.