Si se trata de un dolor leve puede darse por una acumulación de líquido en la articulación de la rodilla, el cual posiblemente esté asociado a haber dejado de ir al gimnasio porque la actividad física favorece la circulación de dicho líquido. Por otra parte, puede suceder que su entrenamiento por tanto tiempo haya desgastado la rodilla (dependiendo del ejercicio que realizaba) y hasta ahora empieza a presentar síntomas. En cualquier caso, debe esperar si el dolor aumenta o se acompaña de inflamación visible de ambas rodillas, para lo cual debería consultar al médico general y solicitar una valoración presencial.