Esto se debe a un proceso biológico denominado ritmo circadiano, que no solo controla los ciclos de sueño sino la actividad de todos los ejes hormonales, la regeneración celular y la actividad cerebral. Estos responden, principalmente, a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo en los que el ojo y la trasmisión de su información tiene gran parte de la responsabilidad. Este es un tema tan importante que sus investigadores recibieron en 2017 el Nobel de medicina por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano.