De acuerdo a lo que usted describe, antes de iniciar un nuevo tratamiento para sus síntomas, necesita asistir al médico general o un centro de planificación familiar para realizarse pruebas de enfermedades de transmisión sexual que permitan deteriminar exactamente cuál es el motivo de su infección. Algunas de estas infecciones como el herpes genital (la cual parece ser la que usted describe) no tiene una cura permanente. Este virus se aloja en los nervios de la pelvis y permanece quiescente (dormido) durante meses y hasta años, y vuelve a activarse dando lesiones como ampollas que arden cuando el sistema de defensas de la persona se baja por causas como insomnio, mala alimentación, estrés, etc. La solución consiste en cremas y en ocasiones pastillas que lo regresan a su estado quiscente, pero no consiguen erradicar la infección totalmente.