Es normal que a esta edad aún le cueste trabajo controlar sus esfínteres de manera efectiva y la duración del proceso de aprendizaje para ir al baño varía de niño a niño. Es importante tener paciencia y reconocer que es un proceso de costumbre que no se logrará en unos días y respetar el ritmo propio de desarrollo del niño. Debe hacer de esta experiencia una placentera por lo que no se debe regañar al niño cuando no quiera utilizar el baño sino celebrarle cuando quiera hacerlo, reforzando así la conducta positiva, ya que es normal que le asuste o incomode lo desconocido.