Una crisis de angustia comporta la aparición súbita de miedo o incomodidad intensos además de al menos cuatro de los siguientes síntomas físicos y psíquicos: Dolor o molestias torácicos, Sensación de asfixia, Mareo, inestabilidad o desmayos, Miedo a morir, Miedo a volverse loco o a perder el control, Sentimientos de irrealidad o de extrañamiento en relación con el propio entorno, Sofocos o escalofríos, Náuseas, dolor de estómago o diarrea, Entumecimiento o parestesias, Palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardíaca, Sensación de ahogo o de falta de aire, Sudoración, Temblores o agitación. Los síntomas suelen alcanzar su máxima expresión en el transcurso de 10 minutos y desaparecen rápidamente.