El aguardiente es malo, como todas las otra bebidas alcohólicas porque tiene un efecto depresor sobre el estado de consciencia. Esto puede ocasionar a corto plazo alteraciones en el patrón de la respiración, que la persona no pueda medir sus acciones y realice otras que no debe ya que la persona tiene suprimida la capacidad de medir sus actos. Adicionalmente el consumo crónico de aguardiente y de otras sustancias alcohólicas tienen un efecto negativo sobre el hígado y sus funciones, puede alterar procesos de cicatrización e incluso traer complicaciones por deshidratación. Hay pacientes como tu papá que deben tener un consumo bastante frecuente y regular con los que es difícil convencerlos de que es un mal hábito. Lo que puedes hacer es negociar el consumo e irle bajando poco a poco junto a el hasta que lo pueda dejar y promover una cita con medicina general para que evalúe su estado en el momento y puedan determinar qué es lo mejor para él y como manejarlo.