Si existían síntomas relacionados con el cuadro anémico debe haber una mejoría de estos, un incremento en la tonalidad de la piel (se vería menos pálido), aumento del ánimo y la energía, disminución de la fatiga, entre otros.
La mejor forma de evaluar la evolución de un cuadro anémico es mediante la realización de un control de hemoglobina y conteo de glóbulos rojos.