es una enfermedad de la piel adquirida, crónica, de carácter autoinmune, que se caracteriza por la aparición de áreas depigmentadas bien delimitadas de la piel debido a la falta de función y pérdida de los melanocitos (las células responsables de la pigmentación). Las lesiones pueden ser de cualquier forma y tamaño y pueden afectar cualquier parte de la piel y también mucosas. El tratamiento de primera línea consta de cremas tópicas de corticosteroides (betametasona, clobetasol) o inhibidores de la calcineurina, lográndose la repigmentación entre un 42 a un 65