Posterior a la alimentación existe una desviación del flujo sanguíneo y aumento de la demanda al aparato gastrointestinal, lo cual puede incrementar el esfuerzo cardíaco, usualmente de forma no notoria ni tan marcada. La ansiedad puede relacionarse a un incremento de la frecuencia cardíaca, usualmente por debajo de 120 latidos por minuto. Es importante que asista a control médico para descartar otras condiciones de base asociadas, evite la automedicación.