Siempre existe posibilidad de falsos positivos en el diagnósticos de ciertas patologías, es decir considerar que se trata de una infección cuando en realidad se trata de otra o la infección no se encuentra. No obstante esto puede ser más o menos posible de acuerdo con el contexto clínico del paciente y los métodos diagnósticos empleados.
Este tipo de errores suelen ser pequeños o poco usuales.