La alimentación complementaria puede inciarse con cereales preparados en forma de papilla, compotas de frutas (banano, mango, durazno, pera, manzana, melón, etc), verduras (zanahorias, espinaca, ahuyama, lechuga, tallos) heridos ligeramente a modo de puré sin necesidad de condimentos.
Las porciones se dividirán entre 2-3 al día y se recomienda administrarlas con cuchara, manteniendo la lactancia materna a libre demanda.