La dermatitis seborréica es una condición crónica que no tiene cura pero puede controlarse y convertirse casi en un proceso asintomático que aprendes a convivir y a cuidar tu piel para que no se exacerbe. Lo importante es que tengas un seguimiento por dermatología y tengas los cuidados oportunos de tu piel para que no aparezcan nuevas lesiones o empeore el cuadro.