Es posible que se trate de una cuestión de percepción, es decir, el cambio a climas cálidos usualmente implica mayor exposición solar, zonas más iluminadas y se hace más notoria el tono de piel más pálido propia de personas que habitan en climas más fríos donde la exposición al sol suele ser menor. Igualmente al regresar de la exposición frecuente al sol en clima cálido se genera un bronceado secundario a la exposición solar que oscurece la piel.
Si considera que es un efecto relacionado con otro tipo de procesos sería necesaria una evaluación clínica del mismo.