La mayoría de esas lesiones son de etiología viral debido al contacto con agua contaminada o el no uso de calzado. Lo mejor es evitar manipular la lesión y retirar la exposición a la fuente que la causó, previniendo las situaciones mencionadas previamente.
Si los síntomas son muy pronunciados podría ser necesario una consulta médica presencial para instaurar un tratamiento farmacológico.