La presentación de los linfomas muchas veces es asintomática y se descubren por presencia de nodos linfáticos aumentados de tamaño de forma persistente sobre todo en la región del cuello, axilar o ingle. Estos son de consistencia dura, se pueden acompañar de síntomas "B" cuando se realiza el interrogatorio: fiebre inexplicable, sudoración nocturna profusa y pérdida significativa de peso en los últimos meses.
El diagnóstico definitivo se da solo al realizar una biopsia del nodo aumentado de tamaño, en la que se determina el tipo de linfoma. El hemograma suele ser normal o con leves alteraciones, dado que solo se ve afectado en estadios muy avanzados de la enfermedad.