Sí. Cuando nos asustamos o estamos ansiosos nuestro cuerpo libera sustancias y manda señales nerviosas que hacen que el corazón lata más rápido y envíe la sangre con más fuerza para garantizar que llega a todo el cuerpo.
Es una respuesta que nos permite estar alerta y reaccionar rápidamente en caso necesario. El incremento tanto en la presión como en las pulsaciones depende de cada persona y de la intensidad del estímulo que se haya presentado, por lo que no hay una cifra exacta.