La reacción es igual a cualquier otra persona que no tenga hipertensión. La dificultad en el caso de un paciente hipertenso y diabético sería respecto al tratamiento, pues los medicamentos para manejar los dolores articulares pueden alterar mucho la función de los riñones, así que se hace más difícil para los médicos y para los pacientes encontrar un adecuado control del dolor.