La elección del tratamiento en la Espondilitis Anquilosante debe basarse en las características de la enfermedad y del paciente. El objetivo del tratamiento es reducir el dolor, la rigidez, y prevenir deformidades, todo ello para mantener una buena capacidad funcional y una óptima calidad de vida. Dicho tratamiento debe plantearse en función de las características específicas de la enfermedad y del paciente. Actualmente no se dispone de ningún tratamiento curativo, pero sí de fármacos y otras intervenciones que pueden producir una mejoría muy importante en los pacientes como tratamientos farmacológicos, así como los programas de ejercicios y fisioterapia. Es importante que consulte a su reumatólogo y siga las recomendaciones e indicaciones que se le den.