Es la presión que ejercen diferentes sustancias que se encuentran en el globo ocular contra las paredes del ojo y que permiten que el mismo se mantenga distendido para captar la luz adecuadamente. El adecuado control de la tensión arterial sistémica y de los niveles de azúcar en sangre, disminuye el riesgo de presión intraocular alta, lo cual se asocia con el desarrollo de glaucoma.