Cuando hay excitación sexual generalmente el flujo de sangre aumenta hacia la zona genital, produciendo una "hinchazón" y lubricando del área que se prepara para el acto sexual. Cuando ocurre el orgasmo se pueden presentar contracciones rítmicas y sincrónicas de la musculatura pélvica y perineal, lo que da la sensación de palpitaciones. Estas son sensaciones completamente normales que pueden variar en duración e intensidad en cada mujer.