Los test rápidos suelen hacerse con una pequeña muestra de sangre (pinchando en el dedo con una lanceta), una muestra de saliva o una de orina. Actualmente algunas de estas pruebas detectan tanto anticuerpos como al propio virus. Se les denomina test rápidos ya que sus resultados se obtienen en unos 30 minutos. Un resultado negativo durante los 3 primeros meses tras la exposición no es concluyente y debería repetir el test pasadas 12 semanas. De igual manera los resultados positivos deberían ser confirmados mediante algún tipo de test más específico.