Si bien el estrés puede condicionar respuestas neurovegetativas que redundan en irregularidades en el tránsito intestinal, por la duración de los síntomas es prudente descartar otras razones. Recordar consumir abundantes líquidos para evitar la deshidratación y estar atento a la presencia de sangre o moco en las heces o fiebre para solicitar una consulta prioritaria.