Puede ser el estrés, especialmente si se es una persona nerviosa o con algún trastorno ansioso-depresivo. También es posible que sea una sensación secundaria al frío o a los cambios de temperatura. Lo importante es que sea reversible y que no se afecte la circulación distal de las extremidades con cambios de coloración, dificultad para el movimiento, alteraciones de la sensibilidad. Si es así se debe consultar.