La fertilización in vitro es una técnica de reproducción asistida, la cual consiste en la fecundación extracorpórea, es decir, la unión del espermatozoide y el óvulo fuera del vientre, por medio de técnicas, instrumental y personal de salud entrenado para ello; una vez realizada la fecundación, el o los embriones fecundados, son introducidos en el vientre materno para facilitar su anidación.
La fertilización in vitro se puede realizar ante las siguientes situaciones:
- Infertilidad.
- Daño u obstrucción en las trompas de Falopio.
- Trastornos de la ovulación.
- Insuficiencia ovárica prematura.
- Endometriosis.
- Fibromas uterinos.
- Alteraciones de los espermatozoides.
- Trastornos genéticos.
- Mujeres que deciden congelar sus óvulos previos a quimioterapia o radioterapia.
- Mujeres del mismo sexo.
La tasa de éxito de este procedimiento depende de varios factores, tales como, la edad, causa de la esterilidad, número de procedimientos de reproducción asistida previos, indice de masa corporal.
El procedimiento consiste en 5 fases:
- Estimulación ovárica: generalmente en el tercer día de la menstruación se inicia la estimulación, en la cual en la mayoría de las mujeres se aplican inyecciones de gonadotropinas (FSH: foliculoestimulante o LH: luteinizante) para impedir la ovulación y tras el crecimiento folicular, se administra gonadotropina coriónica humana para estimular la maduración final y la ovulación. Esto se realiza durante un tiempo aproximado de 8 a 14 días, donde crecerá un mayor número de folículos que los producidos de forma natural.
- Punción ovárica o recuperación de óvulos: generalmente se realiza 36 horas después de la ultima inyección y antes de la ovulación, consiste en la extracción de los óvulos mediante punción o aspiración por medio de ecografía transvaginal (aguja fina) o laparoscopia. Los óvulos maduros se colocan en un medio de cultivo para posterior incubación. En el caso de los espermatozoides, estos en la mayoría de los casos se obtienen por medio de la masturbación.
- Fecundación: los óvulos obtenidos se mantienen en incubación durante varias horas, posteriormente se adiciona el esperma (inseminación) y seguidamente ocurre la fertilización, que es la entrada del esperma al óvulo y en casos de sospecha de que la fertilización no pueda ocurrir de forma convencional se recurre a la microinyección intracitoplásmica de esperma.
- Cultivo de los embriones: una vez que se da la fecundación, su producto denominado cigoto es cultivado con el fin de promover y supervisar el crecimiento celular, el cual dura entre 2 a 5 días.
- Transferencia embrionaria: se realiza pasados 3 a 5 días desde la recolección de los óvulos por medio de una ecografía abdominal. Se coloca un espéculo en el canal vaginal, se impregna el cuello uterino con solución estéril, por medio de un catéter guiado por el ultrasonido cargado con los embriones fecundados, se depositan en el útero.
Antes de realizar el procedimiento, es necesario que tanto como la mujer y el hombre se sometan a los siguientes estudios:
- Análisis de reserva ovárica, por medio de la determinación en sangre de los niveles de estrógeno y de la hormona antimulleriana.
- Análisis de semen.
- Detección de enfermedades infecciones como VIH, sífilis, hepatitis B o C.
- Examen de la cavidad uterina, por lo general por medio de una sonohisterografía, histeroscopía o una ecografía.
En muchos casos se indica el uso de las píldoras anticonceptivas en el ciclo anterior al procedimiento. También se suelen indicar agonistas de GnRH o antagonistas de GnRH.
Durante el procedimiento, la paciente puede experimentar una leve molestia o dolor al manipular el canal vaginal y el útero.
Una vez se realiza la transferencia de los embriones, se puede retomar las actividad habituales con normalidad; sin embargo, se recomienda evitar actividades intensas y durante los siguientes días puede experimentar:
- Sangrado leve.
- Cólicos.
- Estreñimiento.
- Sensibilidad mamaria.