La tos con flema es un acto reflejo protector en el cual se expulsa de manera brusca aire acompañado de secreciones, bacterias y/o cuerpos extraños, para evitar que se queden en la vía aérea elementos que pudieran causar infección o daño.
De manera normal, algunas células de las vías respiratorias producen moco, que atrapa sustancias extrañas como el polvo, y contiene elementos como inmunoglobulinas, que nos defienden de enfermedades. Cuando existe un agente agresor infeccioso, este moco aumenta para tratar de controlar de manera local el proceso, y puede cambiar de color a verde o amarillo.
La tos con flema puede presentarse de manera aguda, con una duración menor a 3 semanas, sobre todo en infecciones de las vías respiratorias, que afectan de manera muy frecuente a los niños, aunque no es exclusiva de esta edad.
Ahora bien, cuando persiste por más de 3 semanas, se denomina crónica, es frecuente en pacientes fumadores, pero se necesitan en ocasiones, algunos exámenes especiales para precisar el origen.