El pericardio es una membrana serosa compuesta de dos capas (parietal y visceral) que rodean al corazón, estas se puede afectar por una serie de agentes infecciosos, físicos, traumáticos, inflamatorios o de una forma secundaria a procesos metabólicos o enfermedades generales. La reacción del pericardio ante estas diferentes agresiones se traduce en forma de unas manifestaciones clínicas relativamente inespecíficas como son los síntomas inflamatorios propios de la pericarditis aguda. La pericarditis aguda es un síndrome clínico debido a una inflamación del pericardio que se caracteriza por dolor torácico, roce pericárdico y alteraciones electrocardiográficas evolutivas. Por lo general, la pericarditis comienza de forma repentina, pero cuando no dura mucho tiempo es aguda y cuando los síntomas se manifiestan de manera más gradual o continúan, la pericarditis se considera crónica.