La intoxicación por alcohol o embriaguez se presenta después de la ingesta aguda de grandes cantidades de alcohol. En los jóvenes y adultos suele relacionarse con la ingesta de bebidas alcohólicas; en niños, podría presentarse tras la ingesta de medicamentos preparados con base alcohólica como varios productos homeopáticos, medicamentos en presentación elixir u otras sustancias como perfumes o antisépticos. En los niños menores, también puede presentarse intoxicación por aplicación de estos productos en la piel. La intoxicación etílica puede causar daños en los sistemas cardíaco, respiratorio, gastrointestinal y a nivel neurológico, especialmente cuando se asocia a otras condiciones como traumatismo por caídas o accidentes de tránsito, así como en los consumidores habituales de alcohol. Los grados de la intoxicación se definen según el nivel de alcohol medido en sangre; con valores superiores a 50 mg/dL se producen síntomas significativos, superior a 300 mg/dL tienen alto riesgo de depresión respiratoria y mayores a 500 mg/dL se asocian a mortalidad.