Un sangrado de difícil control tiene como característica que no se detiene a pesar de ejercer presión sobre la zona o que persiste en el tiempo, prolongándose y sin que las medidas que podemos ejercer en casa lo controlen. Las hemorragias son un tipo de sangrado de difícil control y estos pueden ser secundarios a heridas profundas, a lesiones en los vasos (ya sean venoso o arteriales), o a problemas en el proceso de la coagulación sanguínea. Un sangrado de difícil control puede presentarse en cualquier lugar del organismo tanto por fuera como dentro de él (lo que se llama hemorragia interna).
Si tiene un sangrado leve que persiste por más de 10 minutos a pesar de la presión ejercida, consulte con su servicio médico. En caso de sangrado masivo debe ir de inmediato a su servicio médico.