La macrosomía fetal es un término utilizado para hacer referencia a los bebés recién nacidos con un peso considerado elevado en comparación con el promedio de los nacidos en general. Este peso está en el rango entre 4000 y 4500 gramos sin importar en que semana haya nacido.
Un bebé grande puede dificultar el parto de la madre y de ahí la importancia de detectarlo con tiempo y evaluar factores de riesgo para que se presente dicho nacimiento, además afecta el metabolismo del bebé.
El desarrollo de esta condición está relacionado a condiciones maternas y/o a condiciones del desarrollo fetal. Estas condiciones están por ejemplo muy ligadas a la diabetes gestacional mal controlada, obesidad materna, ser madre después de los 30 años, multiparidad y el aumento de peso excesivo de la madre en el embarazo. Otros factores como la hiperglicemia en el feto que genera la estimulación de la hormona insulina causando la acumulación de grasa, resultando un bebé con un peso elevado.
El parto de un bebé macrosómico lo expone a un mayor riesgo de mortalidad y morbilidad secundaria a traumatismo obstétrico y asfixia intraparto. Esta potencial complicación
implica que muchos de los embarazos de fetos macrosómicos culminen en cesárea y es clave entonces detectarlo para programar el procedimiento, educar a la madre y disminuir el uso de fórceps y por ende traumatismos en la madre y el bebé.