La alopecia areata es una enfermedad que consiste en la caída del pelo en zonas muy bien definidas (en parches) generalmente de la cabeza, aunque puede afectar cualquier parte del cuerpo; esta es causada por un fenómeno de autoinmunidad, es decir es nuestro cuerpo el que la produce.
Este fenómeno hace que el folículo piloso se inflame ocasionando una caída del pelo desde su raíz, sin embargo es una alopecia no cicatricial, es decir, el daño del folículo no es permanente por lo que en el 50 al 80% de los pacientes el pelo vuelve a crecer normalmente en el transcurso de un año, por lo que algunas veces puede no requerir tratamiento. Aunque se pueden tener varios episodios en la vida.
Existe una forma genética de la enfermedad, de tal forma, que si hay antecedentes familiares en padres o hermanos existe un mayor riesgo a padecer esta enfermedad generalmente en menores de 30 años.
El diagnóstico se realiza en una consulta médica o especializada por parte de un dermatólogo, observando el patrón de pérdida de pelo, así como los característicos pelos afilados o en "signos de exclamación". En casos de difícil diagnóstico pueden requerir tomar una muestra (biopsia) del folículo afectado.
Al ser una enfermedad autoinmune se han descrito asociaciones con otras enfermedades de este tipo que pueden presentarse al mismo tiempo, como alteraciones tiroideas, vitíligo, dermatitis atópica y rinitis alérgica.
Si bien es una enfermedad benigna, su origen hace que no tenga cura, sin embargo, en los casos que requiere tratamiento se obtiene muy buena respuesta y crecimiento del pelo. Actualmente los tratamientos mas usados son los corticoesteroides, el minoxidil y en casos graves se puede usar inmunoterapia o fototerapia.