Clínicamente, el síncope vasovagal se define como la pérdida transitoria de la conciencia (pérdida de la conciencia por unos minutos ) y del tono postural, (la persona se siente extremadamente débil hasta caerse); es de inicio rápido, de corta duración y recuperación espontánea y completa de la conciencia. La persona se recupera sin ningún tipo de tratamiento médico, sin dejar secuelas, es decir, el paciente no va a presentar ningún problema de salud en el futuro debido a un episodio de síncope. La causa de ese tipo de síncope es la hipoperfusión cerebral transitoria (HCT), que significa que el cerebro no está recibiendo suficiente aporte de sangre a través de los vasos sanguíneos para funcionar correctamente. Esta aclaración se hace porque hay otras enfermedades que se presentan con síntomas similares como la epilepsia, niveles bajos de azúcar en sangre, intoxicaciones, sin embargo, la causa no es HCT. En la mayoría de personas se presentan síntomas prodrómicos (previos a presentar el episodio de síncope) como sudor, sensación de calor o frío, náuseas y palidez. El síncope vasovagal se clasifica como un síncope reflejo, y se produce como consecuencia de una emoción o por estrés ortostático, (cambio brusco de posición como por ejemplo estar sentado y ponerse de pie de repente, o estar mucho tiempo de pie); en el momento de presentarse cualquiera de estas dos situaciones se activa un reflejo llamado Bezold-Jarish el cual produce vasodilatación (disminución del tono de las paredes del vaso sanguíneo generando una disminución de la presión arterial) y bradicardia (disminución de la frecuencia de los latidos del corazón) lo que conlleva a que el aporte de flujo sanguíneo al cerebro no sea suficiente y como consecuencia se presente el episodio de síncope.