La sífilis congénita es una infección que afecta todo el organismo del feto, provocada por la bacteria Treponema pallidum. La sífilis se transmite de la madre al hijo a través de la placenta.
La sífilis congénita puede ser precoz o tardía. La presentación precoz es aquella que se presenta en recién nacidos menores de 3 meses a 2 años, mientras que la sífilis tardía se manifiesta después de los 2 años de vida.
Entre las manifestaciones clínicas de la sífilis congénita se encuentran deformación de los huesos, anemia, aumento del tamaño del hígado o bazo, ictericia, ceguera, sordera, meningitis y erupción cutánea. Además, la infección de la sífilis durante el embarazo aumenta el riesgo de aborto, parto pretérmino y muerte fetal.
Debido a lo anterior es muy importante que todas las mujeres gestantes acudan a los controles prenatales, para detectar de manera oportunidad este tipo de infecciones y recibir el tratamiento médico adecuado.