La poliomielitis es una de las enfermedades que produce la infección por el virus de la polio, con mayor frecuencia en niños que en adultos, y suele tener consecuencias permanentes y devastadoras.
La mayoría de infecciones por virus del polio son asintomáticas, pero se pueden presentar tres tipos de infección sintomática: la poliomielitis abortiva, poliomielitis no paralítica y la poliomielitis paralítica.
La poliomielitis abortiva se presenta en el 5% de las infecciones por poliovirus, y consiste en fiebre, malestar general, faringitis, cefalea, anorexia y mialgias, con una duración promedio de 3 días. El 1% de los enfermos presenta meningitis aséptica o poliomielitis no paralítica, y con aún menor frecuencia, se puede presentar poliomielitis paralítica.
La poliomielitis paralítica va precedida de la meningitis aséptica, y comienza con dolores en espalda y cuello, posteriormente con el transcurso de los días se presenta debilidad motora asimétrica y con mayor frecuencia en los miembros inferiores, resultando en parálisis. La parálisis también puede comprometer estructuras del sistema nervioso relacionadas con la respiración.
La mayoría de individuos recuperan cierto grado de funcionalidad pero las secuelas neurológicas suelen persistir.
Recuerda que aunque tengas uno o más de estos síntomas, debes confirmar el diagnóstico con tu profesional de la salud.
Puede existir otras manifestaciones además de las descritas, que son menos frecuentes.
Signos de alarma
Los siguientes signos y síntomas indican que debes acudir al servicio de urgencias , si la enfermedad ya es una urgencia acude inmediatamente o en horas: