El citomegalovirus (CMV) pertenece a la familia Herpesviridae y representa la infección congénita más frecuente en el mundo desarrollado.
La transmisión se produce vía placentaria, independientemente de la inmunidad materna, es decir, puede producirse la enfermedad neonatal por una primoinfección materna o por una recurrencia.
La tasa de transmisión aumenta en el transcurso del embarazo:
La edad promedio en el momento del diagnóstico es de 2 meses y medio y esto resulta de relevancia para poder instaurar lo más rápido posible una terapia de rehabilitación en caso de afectación neurológica.
La evaluación inicial de un niño o niña con infección congénita por citomegalovirus debe incluir un examen físico completo para detectar cualquiera de las siguientes anormalidades:
Además de los signos descritos, se debe realizar un análisis de enzimas hepáticas y un hemograma completo. El compromiso del sistema nervioso central debe detectarse mediante una ecografía o una tomografía cerebral y además de ello, se deben realizar evaluaciones oftalmológicas y auditivas.
Se recomienda el seguimiento audiológico de estos pacientes hasta la edad escolar, ante el riesgo de desarrollar hipoacusia tardía.