La balanitis es la inflamación del glande (parte inicial del pene), que muchas veces se acompaña de afectación del prepucio, en cuyo caso se denomina balanopostitis. Esta patología es frecuente a todas las edades, sobre todo el pacientes que no han sido circuncidados y puede tener causas tanto infecciosas como no infecciosas.
Esta patología se produce porque la orina contiene amoniaco de pH ácido, que en conjunto con el esmegma (cebo producto de glándulas locales más células descamadas de la piel), tienden a irritar la zona, que además se puede sobreinfectar por contaminación manual, malas condiciones de higiene o relaciones sexuales.
De manera general, la balanitis se puede clasificar en dos grandes grupos: balanitis aguda y crónica. La balanitis aguda afecta capas superficiales, cede rápidamente incluso sin tratamiento específico, sino únicamente usando medidas de higiene. Puede ser causada por:
- Infecciosa: ocasionada por bacterias (estreptococos, Treponema pallidum, Haemophilus ducreyi, Chlamydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae), virus (virus de papiloma humano, herpes simple tipo 2 y molusco contagioso), hongos (candida, es la más frecuente de las balanitis infecciosas), parásitos (trichomonas, leishmania, escabiosis, amibiasis). En su mayoría se obtienen por contacto sexual.
- Traumática o mecánica: se produce porque la zona es susceptible a lesiones cuando los roces son bruscos, como por ejemplo los que se presentan en las primeras relaciones sexuales, roces con prendas de vestir, cierres, contacto con dientes, entre otros.
- Por contacto: el pH de la orina y el esmegma pueden irritar el prepucio, pero además de esto, existen muchos irritantes químicos, que son incluidos en productos de higiene o usados durante el acto sexual, que puede generar esta enfermedad. Entre estos podemos mencionar: jabones (siempre se deben retirar completamente),material de los preservativos, retardantes, lubricantes, desinfectantes locales, saliva, medicamentos (podofilina, esteroides).
Con respecto a las balanitis crónicas, estas afectan un mayor grosor de la piel local y tienen características clínicas y anatomopatológicas (lesiones celulares que se evidencian en las biopsias), que son identificables como propias de cada entidad. Corresponden a este grupo las dermatitis atópicas, psoriasis, liquen y lesiones neoplásicas o cancerígenas.
Recuerda que aunque tengas uno o más de estos síntomas, debes confirmar el diagnóstico con tu profesional de la salud.
Puede existir otras manifestaciones además de las descritas, que son menos frecuentes.
Puede existir otros signos de alarma además de los descritos, que son menos frecuentes.
Puede existir otras complicaciones además de las descritas, que son menos frecuentes.