Existe una proporción de individuos que elaboran una respuesta alérgica al estar en contacto con animales, como respuesta de su sistema inmunológico a sustancias extrañas no infecciosas (antígenos) que son llamados alérgenos como las células de la piel, caspa, la saliva o la orina de un animal. Si bien cualquier animal que tenga pelos puede provocar este tipo de alergia, en la mayoría de los casos esta alergia se asocia a perros, gatos, conejos y otros roedores. El contacto con mascotas a temprana edad puede ser útil para prevenir esta clase de alergias, permitiendo desarrollar mayor resistencia a las infecciones de vías respiratorias superiores que los niños que no tienen mascota.